sábado, 5 de diciembre de 2015

El Tigre

Dicen que en realidad, en la leyenda de Quiroga y el tigre, fue el felino quien se subió al árbol amedrentado por los filosos dientes del riojano.

La caminata de Manuel Campbell

Se encontraba Manuel José Campbell en una esquina cerca del boulevard. Desnudo. Allí se sentaba todas las mañanas pensantivo y despojado de sus ropas. Su flácida panza colgaba y su miembro lograba esconderse entre las piernas, encogido por el frío polar. Un teléfono celular que se posaba a su derecha, sobre el banco, y un paraguas morado apoyado a su izquierda cooperaban en dar una sensación de compañía al exhibicionista. "¿Tendré alguna chance de encontrarme con ella? No creo. Estoy muy seguro que no. Tal vez. ¿Es que fue un sueño? Seguramente. Cuando la vea, me voy a acercar corriendo... no, no, no... podría asustarla, mejor caminando. Cuando la vea me voy a acercar caminando, con una sonrisa. Mejor serio, seguro que odia tanto como yo ver los dientes de la gente. Gente sonriendo, ¡qué asco! Sí, mejor serio. Cuando la vea me voy a acercar caminando, serio y le grito entonces... ¡No! No le grito. A nadie le gusta que le grite alguien serio. Tal vez debería sonreir mientras grito. ¿Es eso posible? Sí, es posible! ¿Será posible? Omar tiene la mejor puntería de todas, no puede fallar en la misión ¿Y si lo hace?".
La verdad era que nadie pasaba por ahí a esas horas, un día nublado y silencioso, tanto que las gotas de lluvia acustizaban la escena aún sin haber terminado su larga caída. Ninguna de ellas. Pero Manuel José Campbell las esperaba ansioso. "Bien, antes de caminar debería llamar la atención con algo, digo, para que me vea confiado. Pero tiene que ser algo sutil, nada de '¡eh!' y esas cosas, tiene que ser sutil. Sutil. Ya sé, tiro una moneda al piso, en algo metálico para causar más alboroto, y cuando vea de que estoy ahí, empiezo a caminar. Es una buena idea. No, no es. Va a creer que soy un torpe por arrojar la moneda, además de que debería agacharme a recoger la plata y rompería con el encanto de la caminata. Primero debería pararme a buscar alguna moneda. Debo caminar lento, con las dos manos en el bolsillo. No, sólo con una en el bolsillo y en la otra sostener algo así como un cigarrillo encendido. Sí, entonces antes de empezar a desfilar prendo el cigarrillo como si nada me preocupara. Todo 'charmin man' y 'cool'. Pero... yo no fumo y, peor, no tengo bolsillos... ¿Qué hora será? Tal vez sea el momento. La única oportunidad que tenemos, que tengo".
Manuel, ya estaba por empezar a sentir los pellizcos en todo su cuerpo. De esos que mojan. Creo. Mientras tanto nadie llama. "¿Será que estaré esperando mucho? ¿Lo habrá logrado?. Yo creo que sí. Nadie tiene mejor puntería. Espero que ella se aparezca ahora por si él falla. ¿Llueve? Espero que llame pronto, estoy sentado acá hace mucho. ¿Vendrá? Ya no recuerdo quién era, por eso de que no la conozco. A penas si soñé una vez con ella. La estoy esperando para caminar hacia ella y luego... ¿Qué?. Será que si falla no la veré más. ¡Uff que hace frío! Nunca me cayó bien ese Omar, boludazo creído, le bajaría el comedor de una piña. Pero que tiene buena puntería la tiene. Y es mi última oportunidad. Mírenme, estoy en manos de un pervertido. Entonces: ¿Empiezo por el pie derecho o el izquierdo? Con el derecho me llevo mejor. Pero el izquierdo es como más potente y crucial para una caminata. Dejaré ese para el elemento sorpresa. Uff, se largó". Alargó el paraguas y se lo pasó por arriba de la cabeza. Las raudas gotas chocaban en el escudo. Muchos se preguntarían luego "¿Por qué le molesta más la lluvia que el estar desnudo cuando hacen 10 grados celsius?" y nadie podría responder bien esa pregunta. La piel se transparentaba. El pene se acurrucaba junto a las bolas del gordo.
 "A la hora de caminar, hay que saber dos cosas, decía ese diario... emmm... ¿Cómo era? Calidicia Times. A ver si recuerdo. Diecisiete mil ciudadanos mueren en la 3er guerra por la urbe... upsss... Esa página no era, creo que era la siguiente. A ver... sí, acá está. 'Instrucciones para caminar'. Primero, la gracia debe venir de los muslos y tobillos, que es donde más fluye el andar. Para aprovechar estas zonas, debemos colocar la pierna con la que se decida arrancar lo más cerca posible de la otra. A su vez, el acompañamiento de caderas es muy importante, el movimiento llamado 'el vibador' le da elegancia y sensualidad al andar. Esos hombres no se resistirán a tu 'look' de verano tan tent... mmmm... debe haber algo mal en todo esto". Y el frío se apoderaba de los huesos que ya parecían estar al aire libre. Amagó a levantarse. No lo hizo."Tal vez todo esto de la caminata no es buena idea. No soy muy sexy con el pelo mojado. Mejor le mando un mail diciendole que la quiero y que por sobre todo amo sus piernas". Las calles vacías comenzaban a inundarse. Los desagües ya no aguantarían y comenzarían a lanzar agua marrón a borbotones, como eructando mugre y pestilencia. Manuel Campbell tuvo que taparse la nariz, aunque luego se dio cuenta que era preferible mantener la boca cerrada, pues el olor a mierda era preferible en sus fosas nasales que en su cavidad bucal.  Beep beep.  El sonido lo asustó de sobremanera. El esqueleto hizo *click click*. Por fín. El teléfono. "Celular con tapa. Nadie usa eso ya". Lo quiso abrir del otro lado, o sea, mal. Tardó en este movimiento más de lo que le hubiese gustado admitir. Cuando por fín en una desesperación mínima abrió el electrodoméstico, se enteró que todo el esfuerzo había sido la mitad del recorrido, pues quedaba apretar el botón verde. 5, 4, 1, 9, 7, 3, Enter ¡VERDE je je!. "Aló. Sí. Sí. Entiendo. ¡Todos sabíamos que iba a pasar!". Al colgar el telefono, el cuerpo de Manuel José Campbell había desaparecido. El teléfono y el paraguas se enviaban guiños, flotando inevitablemente, en la inundada esquina.