sábado, 21 de junio de 2014

El problema del infinito y de cómo tratar el snobismo

Lo difícil de comenzar es que no pasa nunca. El problema está en tener que vivir en infinitos simultáneos y siempre verse obligado a no terminar ninguno. Es como si una horda de Ouroboros girara alrededor de un sólo Ouroboros. El sufrimiento reside en la casi inexistente percepción que tenemos de estos infinitos paralelos. Sabemos qué podría estar pasando en cada uno de ellos pero nunca sabremos si es así, o si en realidad somos más felices en otro que en el que estamos. Por eso se intenta con todo lo que se puede, expandir las percepciones a través de nuestro actual Ouroboros, hacía otro en el que seamos más felices. Por supuesto, como ven, nos damos cuenta que al final es sólo un infinito que se altera todo el tiempo, sin fin, y que en realidad estamos viviendo todos los infinitos posibles, en uno sólo. Todo esto para decir que el destino es aquél infinito del que sos parte. ¿Por qué son infinitos? JA, la pregunta. Acá se ve con toda claridad que la vida y la muerte son otro infinito más, pues de hecho, no sólo hay individuos en un infinito sino también hay infinitos seres (ahora estamos compartiendo un infinito). Estos seres viven y mueren todo el tiempo. Es decir, que el ciclo de la vida y la muerte permanece constante en todos y cada uno de los Ouroboros, que se reducen, a su vez, a un sin fin de Ouroboros. Acá está la clave: somos una partícula tan pequeña en el basto infinito, y aún más pequeña en el infinito de infinitos que se reproducen infinitamente. Y con esta reflexión carente de sentido y pruebas, se apaciguan las aguas del descubrimiento de nada, pero por estar en la mente de alguien, se hace realidad y ficción al mismo tiempo. Nadie tiene sin embargo, pruebas para refutar esto. Lo difícil de una discusión, es que no se termina nunca.

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